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Clínica de Neurodesarrollo: un lugar para reparar sueños

A sus tres años, Yoisleidys debutó con focos epilépticos y desde entonces recorre los 60 km que separan Colón de Cárdenas ,para visitar la Clínica de Neurodesarrollo Rosa Luxemburgo.

El centro, ubicado en la esquina de Céspedes y Minerva, en la Ciudad Bandera, ha recibido durante dos décadas a padres de todas partes del país cuyos hijos padecen trastornos neurológicos o riesgo de desarrollarlos.

En los momentos iniciales del centro solo existía la consulta de Neurodesarrollo, del doctor Jorge Rodríguez Fernández, junto con el apoyo de dos fisiatras. Actualmente son numerosas las áreas especializadas y avances tecnológicos que convierten a la entidad en un sitio único de su tipo en el país y referente en la pediatría internacional.

La incorporación del equipo de electroencefalograma desde 2016 ha permitido realizar aproximadamente 5300 diagnósticos en pacientes de todas las edades, incluso en bebes prematuros.

Mediante la oxigenación de la sangre y estimulación de los sistemas inmunes, el ozono ayuda  a niños con hipertonía y trastornos del lenguaje.

En el 2019,  la clínica se insertó como capítulo de Neurodesarrollo de la Sociedad de Neurociencias de Cuba, que hasta el momento no existía. De esta forma, los padres no solo encuentran evaluación, diagnóstico y rehabilitación para sus hijos. Como centro de ciencias, son numerosas las investigaciones científicas, proyectos y cursos internacionales desarrollados por los profesionales que aquí laboran.

La Covid-19 supuso un reto tanto para las familias como para los galenos, quienes siempre priorizaron las consultas para el bienestar infantil.

La consulta de Neurodesarrollo, como principal área del centro hace seguimiento a los niños mediante 3 vertientes. El surgimiento de este proyecto está atado a las vivencias personales del doctor Jorge, quien sufrió junto a su familia las importantes secuelas neurológicas que provocó el Síndrome de West en su tercer y último hijo cuando tenía solo 8 meses de vida.

Su hijo Jorgitín, como todos lo llaman, hoy tiene 35 años y, a pesar de sufrir esta enfermedad poco común en edades infantiles, se ha convertido en una persona socialmente competente.Como un trabajador más del centro, lleva el control de todos los pacientes por medio de las historias clínicas que él mismo archiva en una pequeña oficina a la entrada de la edificación. Pero no solo se limita a estar entre papeles: también ayuda y guía a todos los padres que de lunes a viernes atraviesan las puertas de la Clínica Rosa Luxemburgo en busca de una atención interdisciplinaria y especializada.

Tomado de TV Yumurí

Palabras clave: Clínica de Neurodesarrollo, Cardenas, Matanzas

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