Con más de 200 muertos en el este de la República Democrática del Congo, la epidemia de ébola sigue siendo hoy peligrosa e imprevisible, afirmó el ministro de Salud Oly Ilunga.
Tenemos que seguir proporcionando una respuesta muy dinámica que requiere ajustes permanentes y una real apropiación a nivel comunitario, expresó Ilunga en un mensaje en ocasión de convertirse el brote en las provincias de Kivu del Norte e Ituri en el mayor de la historia del país.
El titular defendió la campaña de vacunación, incluida la realizada en zonas rojas, que permitió inmunizar a más de 25 mil contactos de alto riesgo, cuya mitad al menos habría desarrollado la enfermedad.
Sin la intervención rápida y eficaz de los expertos nacionales e internacionales, insistió, viviríamos un drama considerable actualmente.
Por esta valentía merecen todo nuestro reconocimiento, expresó al referirse al personal de la respuesta contra el virus del Ébola, al tiempo que llamó a no bajar la guardia.
En el corazón de esta respuesta sin precedentes se encuentran cientos de hombres y mujeres que trabajan sin descanso desde hace tres meses, explicó Ilunga.
Desde que se detectó la epidemia el 1 de agosto en la localidad rural de Mangina, el Ministerio de Salud reportó 329 casos, incluidos 35 que fallecieron probablemente por la dolencia, pero a los que no fue posible extraerle muestras para su confirmación en laboratorio.
Los datos correspondientes al día 10, los oficiales más actualizados, dan cuenta de 205 fallecidos (incluidos 35 probables positivos), y más de 90 curados. Además, se investigan 38 casos sospechosos de tener el virus en sangre.
'Desde su llegada a la región, equipos de la respuesta han enfrentado amenazas, agresiones físicas, destrucción repetida de sus materiales y el secuestro. Dos de nuestros colegas de una unidad de intervención rápida incluso perdieron la vida en un ataque', subrayó.
Sin embargo, a pesar de los riesgos, y con el apoyo de la población, nuestros agentes hacen su trabajo con devoción para proteger la nación y al mundo entero, remarcó.
Estamos ante un nuevo paso en la historia y en la salud pública. Con la ayuda y el compromiso de todos, del gobierno, de la comunidad internacional y sobre todo de la población, vamos a vencer esta epidemia.
En cuanto a letalidad el brote es el tercero, detrás del de 1976 en Yambuku (norte del país, con saldo de 318 enfermos y 280 muertos) y la de 1995 en Kikwit (suroeste, con 315 y 250, respectivamente).
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